miércoles, 19 de septiembre de 2012

El Génesis de Robert Crumb


No veo cómo un hombre con cierto sentido del humor
pueda alguna vez ser religioso -a menos que a propósito
cierre los ojos de su mente y los mantenga cerrados con fuerza

Mark Twain, Cuaderno 27 (Agosto 1887- Julio 1888)


Robert Crumb era un hombre frustrado con el sexo hasta que aprendió por sí mismo, luego de muchos ensayos y errores, que la "única" manera de tener éxito con las mujeres es a través del poder masculino en cualquiera de sus formas: no se le ocurrió mejor manera que el empleo de lo corrosivo del humor gráfico para dichos fines. Padre del comic underground o simplemente comiX, en plena década de la revolución sexual, de la experimentación con LSD y otras yerbas, de la política contestataria y la contracultura en oposición a toda manifestación humana influída por las ideologías de turno, es decir hijo de la década asombrosa de los 60s, Crumb habría de hacer historia con una serie de hitos gráficos que pasarían a constituír parte de la formación humanística de todo hombre contemporáneo que vive en su tiempo. Cómo ignorar a personajes como el irreverente y descomedido sexual Fritz, el gato; el antigurú Mr Natural, la voluptuosa Angelfood McSpade y su contraparte masculina Mr Snoid el inefable morador de las partes terminales del intestino de aquella. Sincerísimo conocedor del alma humana, Crumb no dudaba en cuestionarse y ridiculizar su persona haciéndola un personaje más de sus historietas expresando con justicia que nada sagrado existe que no pueda ser objeto de mofa en un rotundo ejercicio cuestionador de la propia esencia humana. El feminismo, la forma de vida norteamericana, el capitalismo y su influencia sobre las ideologías, la guerra entre los sexos expresada a través de un erotismo exhuberante y sin hipocresías, los meandros de la propia personalidad que se muestran a través del inútil respeto que tenemos de las ilusorias concepciones de nuestro propio yo, todos estos temas ya de por sí de tremendo impacto filosófico fueron pasto de su visión crítica del mundo.

En un momento álgido para la humanidad -recordemos que los peligros de la guerra fría y sus posibles desenlaces nucleares, aún en ciernes para su época, eran parte de las elaboraciones teóricas de la filosofía de entonces- aparece Crumb con sus tebeos, dándole una vuelta de tuerca al papel valedor del status quo que hasta la eclosión de su arte predominaba en el cómic norteamericano. No es posible ignorar que el imperialismo requería de héroes que confirmaran que éstos, que extrañamente sólo nacían en la América del Norte, estaban en la disposición de salvar el mundo de todos los enemigos de la concordia mundial, una situación posible sólo bajo la égida del capital como única condición necesaria. La ingenuidad
sexual de los superhéroes de las décadas de los 40 y 50s, la necesidad de que contaran con superpoderes que los distinguieran del resto de la humanidad -cuando no fueran parte de una raza sobrehumana, contrasta ostensiblemente con la naturaleza de los antihéroes de Crumb, libertinos, excesivos u obsesionados sexualmente, nunca hipócritas o absorbidos a un sistema social inmoral del que sólo su denuncia podía ser una actitud valiosa.

Por todos estos antecedentes resulta de sumo interés la lectura de su último comic: El Génesis, en el que ilustra el texto literal de ésta porción de la biblia. Como no podía ser de otra manera le ha impuesto su propia y peculiar forma de percibir el mundo, de tal manera que ha tenido que poner una sutil advertencia al menor de edad que suena a sarcasmo, a saber, que éstos no hagan ésta lectura sino en compañía de un adulto; es decir, toda una invitación a la trasgresión.

El Génesis, lo sabe Crumb, es un acopio de contradicciones e inconsistencias efectuado por la mano de varios escritores judaicos que pintan a un extraño dios que en su omnisciencia ignora lo que los humanos hacen o podrían hacer; y que en su omnipotencia, no puede impedir el mal practicado por el producto de su creación. Libro plagado de tal insustancialidad es mejor leerlo a manera de un cómic. Como aparece en un artículo publicado en el New Yorker, Crumb -que pretendía sólo ilustrar la historia de Adán y Eva, siendo retado por un amigo a extender este trabajo a todo el Génesis- se encontró con un texto de tanta extravagancia que por sí solo satisfacía su planteamiento inicial de aproximarse al texto de una manera satírica, tocándole a él sólo sazonarlo gráficamente con sus propios aportes acerca del erotismo de los personajes mencionados, del resto del trabajo los escritores del antiguo testamento ya se habían tomado cargo. Tenemos la impresión que Crumb ha creído que expresar el libro tal cual es, sin añadirle mensaje alguno, sino sólo con su ilustración, puede ser suficiente para quitarle todo nimbo de respetabilidad sacra, para quien sepa leerlo. Afirma sobre el Génesis bíblico, por ejemplo: "Contiene una moralidad tan morbosa, y se ambienta en un mundo antiguo que es tan aguzadamente primitivo y brutal. Se presta tan bien por si mismo a este tipo de ilustraciones para comic de contenido escabroso" (Ver Vanity Fair 22.10.2009). Como muestra hemos añadido una de las páginas del cómic, en el que se relata la historia incestuosa de Lot y sus hijas. La audacia de la propuesta de Crumb contiene un claro planteamiento contracultural, pues, en sus propias palabras "Muestra cosas que ellos (los creyentes) creen que no debería mostrarse...Las historias acerca del incesto tienen la misma importancia que las más famosas de Noé y el Diluvio o la Torre de Babel o las de Adán y Eva y otras más. Creo que es la cosa más significativa acerca de realizar un comic sobre el Génesis. Todo está iluminado...las ilustraciones tienen mucho más poder que el texto. El texto es solo un manojo de pequeños símbolos. Uno tiene que leerlo e imaginarlo, y aún eso puede ser censurado. Con las ilustraciones eso es mucho más inmediato".

Crumb, en la misma entrevista del Vanity Fair, expresa una de las razones para la creación de su genial comic: desprenderse del proceso de lavado cerebral al que fue sometido de niño por sus maestros católicos, proceso del cual afirma sin contemplaciones "terrible cosa que se le hace a un niño". Imposible no coincidir con él, imposible no saludar su cómic como un producto de avanzada en la crítica de éstos productos culturales vacíos e insustanciales en que consisten las religiones.

Guillermo Ladd


La inocencia de los musulmanes: cómo incitar la estupidez a escala global



Los ingredientes eran los suficientes: una fecha clave (11 de Setiembre), un odio visceral contra el Islam (el de los cristianos coptos y el del infame pastor protestante Terry Jones), una predisposición a sentirse ultrajado (la de los musulmanes más radicales, es decir los salafistas). Añádale a éstos un detonante ridículo como una película inexistente de la cual se conocen sólo los 13 minutos que aparecen en YouTube. Como resultado inicial, 2  edificaciones norteamericanas, el consulado en Benghazi, Libia (ver foto superior) y la embajada en Egipto, asaltadas por un grupo de manifestantes atizados por la contraparte muslim de T. Jones, el predicador salafista Wessam Abdel Wareth, luego el desarrollo de una crisis global que se viene dando en aquellos países donde el Islam es mayoritario y en los que diversas embajadas, ya no exclusivamente norteamericanas, vienen siendo acosadas por un populacho sediento por vengar la blasfemia cometida contra el profeta Mahoma. Como era de esperar los oportunistas no faltan: el candidato republicano a las próximas elecciones norteamericanas, Mitt Romney, aprovechó la situación para criticar la política exterior con respecto a la Primavera Árabe del gobierno de Obama en un momento crucial para las aspiraciones reeleccionistas del candidato demócrata. La situación, que amenaza quebrarse aún más, pone bajo los faros de la opinión pública internacional varios temas de urgente importancia: la regulación de los odios interreligiosos, la política norteamericana en Medio Oriente y en particular respecto de los gobiernos nacidos bajo la sombra de la Primavera Árabe, la liquidación de Al Qaeda y sus satélites de notoria raigambre wahabista (o salafista, que son lo mismo), la situación de las minorías religiosas en países islámicos. Todo un quebradero de cabeza para quien se aventure  a reconocer las dificultades que estos temas entrañan desde una perspectiva geopolítica.

Lo único claro es que la estupidez humana no tiene límites y la actual crisis que algunos llaman "crisis de las embajadas" lo demuestra en cada uno de los hitos en los que está deviniendo.

Comencemos por el infame video, llamado Inocencia de los Musulmanes que puede verse en este link, no nos preocupemos si no podemos  terminar de verlo. Es de una factura inconcebiblemente ruin: el "director", un tal Sam Bacile , un cristiano copto que vive en los EEUU -el detalle de ser copto no debe sernos elusivo dado que, principalmente en Egipto, esta minoría religiosa ha sido tratada con crueldad desde los tiempos del depuesto Mubarak- contando aparentemente con el financiamiento de algunos judíos publicó en YouTube lo que sería un extracto de una película de mayor duración, en la que Mahoma es mostrado como un pederasta, asesino, mujeriego y con evidentes dificultades intelectuales. Lo cierto es que el tal Bacile cuyo nombre real es  Nakoula Basseley Nakoula, tenía prohibido el acceso a internet por la justicia norteamericana debido a algunos crímenes cibernéticos que había cometido anteriormente y por tanto no podía acercarse a computadora alguna. Como era de esperar el esperpento creado pasó desapercibido, así que no le quedó más opción que colgarlo en Youtube. Otro cristiano copto, Morris Sadek, afincado en los EEUU le añadió subtítulos en árabe y lo envió en un e-mail masivo a quien pudiera interesarle. Adivinamos en manos de quién cayó? pues en las de la "bette noire" de los musulmanes, el dudoso pastor Terry Jones (véase nuestra entrada del 16/9/2010) quien tuvo la idea brillante de trasmitirlo el 11 de setiembre como parte de un singular juicio a Mahoma en el que además del video de marras le añadía uno propio en el que acusaba a Mahoma de fraude y otros delitos. Hasta ese momento nada hubiera sucedido de no tener Egipto a un periodista sensacionalista como  Sheik Khaled Abdallah de la red televisiva al-Nas, quien sin ningún empacho difunde la desecración por el canal de televisión para el que trabaja. La ira del predicador salafista Wessam Abdel Wareth en Egipto y la oportunidad para la actuación de Ansar al Shari'a, una rama del salafismo vinculada con Al Qaeda harían el resto, contando por supuesto con la ingenuidad norteamericana que no dio el respaldo suficiente a su embajador en Libia, donde era conocida la actividad política de estos sectores, y para la cual no se tuvo la suficiente perspicacia al ignorar la fecha crítica que los árabes radicales no olvidan: 11 de Setiembre. 

Resultado: el consulado en Libia arrasado por el fuego provocado por un acción de un comando con evidente entrenamiento militar, la muerte del embajador norteamericano Chris Stevens y otras tres personas, la embajada de EEUU en Egipto inicialmente y luego otras ubicadas en países musulmanes acosadas por un populacho incapaz de distinguir la irracionalidad y el afán provocador que traía consigo el video mencionado, la imagen de los EEUU debilitada por la acción conjunta de Al Qaeda  y  sus satélites salafistas quienes demuestran a la opinión pública mundial que el triunfalismo por la muerte de Bin Laden es un absurdo de la política exterior norteamericana.

La revista Time ha denominado a todo este entramado de hombres e instituciones "la industria del ultraje". Yo no dudaría en llamarlo "la industria de la estupidez". Y como queda claro de la actuación de los actores involucrados, la ley de Murphy y la Navaja de Hanlon tienen plena vigencia: "Si algo puede salir mal, saldrá mal, en el peor momento posible" acota la primera, "No atribuyas nunca a la malicia lo que se puede explicar adecuadamente con la estupidez" establece la segunda y no dejan de tener razón. Desgraciadamente en la coyuntura actual los únicos que parecen saber lo que quieren son los sectores supérstites a Bin Laden, quienes han actuado aprovechando el tumulto islámico y la imprevisión norteamericana para demostrar que continúan en funciones y que pueden, cuando así lo deciden, tomar venganza por la muerte de uno de los suyos. Tan solo el día anterior al ataque en Benghazi, Ayman al-Zawahiri, la mano derecha de Osama bin Laden había difundido un video en el que confirmaba la muerte por un dron americano del líder libio Abu Yahya al-Libi e invocaba su venganza.

Todo lo ocurrido hubiera podido evitarse si viviéramos en un mundo más sano, un mundo en el que los odios religiosos no existieran porque la religión en si misma sería considerada un dato innecesario de la subjetividad, un mundo en el que las fuerzas que ejercen la autoridad no vivieran de espaldas a una realidad que aún debemos soportar mientras exista la religión, es decir, que la defensa insufrible de un dogma tiene más valor que la vida de un ser humano. La historia de toda religión lo demuestra, así piensan sus burocracias, temerosas de perder el poder que dicen haber recibido por parte de una divinidad inexistente.

Como hemos de entender la tensión relacionada a la blasfemia -sus cotas más altas se expresan actualmente en Pakistán y por otros motivos censurables- continuará en los meses siguientes. Hoy, por ejemplo, la célebre revista cómica francesa Charlie-Hebdo ha sido atacada cibernéticamente (en el 2007 musulmanes radicalizados quemaron sus instalaciones) por atraverse a publicar en su portada una caricatura ilustrativa de lo que ocurre en los países islámicos, a quienes llama Los intocables 2: un ultradoxo judío lleva en una silla de ruedas a un fanático musulmám, mentras ambos afirman: "No hace falta burlarse". La distorsión no es propia de quienes se someten al credo islámico, toda religión -sobre todo en sus sectores más fundamentalistas, el catolicismo no es una excepción- la tiene inmersa en su patrón ideológico y ocasionalmente sale a la luz, desgraciadamente es parte de la naturaleza de todo credo religioso y no expresa sino su propia incertidumbre ante lo que ellos mismos suponen cierto, seguramente sin saber porqué creen en aquello que no resulta sino una sutil (o brutal en algunos casos como éste) forma de autoengaño.




lunes, 20 de agosto de 2012

Las Pussy Riot quieren quebrarle el espinazo a la alianza Putin-Iglesia ortodoxa



"Who breaks a butterfly upon a wheel?"
Alexander Pope (1688-1744)

El epígrafe, tomado de un verso de Pope que el editor del diario británico The Times empleó para referirse al trato injusto que dos miembros de los Rolling Stones recibieron en Julio de 1967 por la posesión de marihuana, se aviene con mayor fuerza al trato recibido por el colectivo punk Pussy Riot, del cual tres mujeres han sido acusadas de incitar al "odio religioso" por un juzgado conservador que no ha dudado en condenarlas a dos años de prisión, luego de ser mantenidas más de cinco meses encarceladas por haber efectuado un happening en el altar de la Catedral de Cristo Salvador en el centro de Moscú. De acuerdo con el fallo, las acusadas, Nadezhda Tolokónnikova, Yekaterina Samutsévich y María Aliójina, incurrieron en “clara falta de respeto hacia los visitantes y a los sacerdotes del templo, humillaron y ofendieron profundamente los sentimientos y los referentes religiosos de los creyentes ortodoxos”. ”No se consideran culpables, no se arrepienten (…), califican sus acciones como una expresión política de forma artística”, dijo la jueza, que ha impuesto esta pena a pesar de la solidaridad mundial, a pesar de que el estado ruso es laico -según el artículo 14 de su Constitución-, a pesar de que el delito de "blasfemia" no existe en el código penal ruso. Observemos el concepto de justicia en Rusia: por treinta segundos de provocación en el que no se ha producido el más mínimo daño material o corporal, dos años de prisión en una colonia penal. Preguntémonos el porqué de este exabrupto.

Para un mejor entendimiento de esta injusticia observemos los hechos:
En medio de la campaña fraudulenta que llevó a Vladimir Putin de nuevo a la presidencia rusa en Marzo de este año, el patriarca Cirilo, líder de la iglesia Ortodoxa, con un cargo equivalente al del Papa para los católicos, había mostrado su apoyo a la reelección de V. Putin manifestando un encomio impropio para un líder religioso de la talla de Cirilo. Al respecto del ex jefe de la KGB el patriarca llegó a afirmar que "era un milagro de Dios" que había "rectificado el sinuoso camino de la historia". Cirilo sabía bien de qué estaba hablando; en plena campaña presidencial el entonces primer ministro ruso Dmitry Medvedev, a todas luces un títere de Putin, permitió a la Iglesia Ortodoxa que volviera a ocupar su residencia en el mismo Kremlin, de donde la revolución bolchevique la había desalojado en 1917, le había garantizado asimismo el respaldo económico del estado ruso y el apoyo para la creación de colegios religiosos en todo el territorio ruso. Favores que como buen político que es -cualquier coincidencia con otros líderes religiosos es sólo eso, una mera coincidencia- tenía que devolver: no encontró mejor forma que ofrecer el peso cultural de su denominación religiosa para inclinar la balanza en beneficio del despotismo pseudo ilustrado de Putin.
Para algunos observadores de las relaciones entre la iglesia ortodoxa y la sociedad rusa, como Andrei Zolotov, "el estado moderno ruso ha carecido de cierta legitimidad desde el colapso de la Unión Soviética e intenta usar la indiscutible continuidad histórica de la iglesia como una manera de contrarrestar esta situación" (ver el Washington Post del 12.08.12 http://p.washingtontimes.com/news/2012/aug/13/putin-russia-little-separation-church-state/). Situación que no se le escapa al patriarca Cirilo y que ha sabido aprovechar, ciertamente. Otra coincidencia con quienes lideran las principales religiones mundiales.

Ante esta intromisión desvergonzada es que las Pussy Riot han reaccionado con lo poco que tienen: su capacidad de crear provocación y expresar su enfado ante tamaña estafa. Si Cirilo es capaz de expresar su apoyo a Putin ante los medios de comunicación, con la pretensión de seguir en el proceso de colonizar nuestras mentes, porqué no podemos ir a la principal iglesia rusa y entonar una oración punk, "Holy shit", en la que le pidamos a la Virgen María, ¡Madre de Dios, echa a Putin! Así que armadas con un micrófono y un par de guitarras eléctricas se subieron al altar de la famosa catedral, aquella en la que históricamente la burocracia ortodoxa bendice a todo nuevo gobernante y reafirma su posición cultural, y celebraron festivamente este happening de verdadera repercusión global, el cual puede verse en Youtube: http://www.youtube.com/watch?v=5bPH7rdeWSE&

La blasfemia considerada un delito? La incitación al odio religioso, otro? Indudablemente reaccionarios hay en todas partes, lo que tienen en común es que ocultan los verdaderos móviles de su accionar político: acallar a la oposición a como dé lugar. Felizmente no están solas y la mascarada de juicio que han sufrido no ha hecho sino catapultarlas a alcances globales, sugiriendo la necesidad de que todo movimiento anti sistema reconozca cuáles son sus verdaderos enemigos políticos y les disputen en el mismo plano la querella ideológica. Las Pussy Riot (no soslayemos el componente rebelde que tiene su propio nombre) recoge con su actuación mucho de la experiencia revolucionaria de estos tiempos, en un indudable tributo, a su manera por cierto, a lo mejor del feminismo, a las experiencias de la revolución hindú con Gandhi a la cabeza, al subcomandante Marcos, a la expresión contestataria de lo mejor del rock alternativo además de a los supuestos gramscianos que preconizan la hegemonía cultural como proyecto revolucionario.
Apoyo a su proyecto encontrarán en todas partes: Paul McCartney, Amnistía Internacional, Madonna, múltiples colectivos anarquistas o punk, han levantado su voz ante la intolerancia de Putin y Cirilo. New York Times, Le Monde, se encuentran entre los medios que han editorializado acerca de los hechos. Una caricatura de Plantu, el
conocido dibujante francés, ilustra claramente lo que ocurre en esa dupla Putin-Cirilo: sentados ambos, bebiendo de sendos vasos de vodka, Putin dice: "Chicas, cantad menos fuerte. No se entiende nada la melodía siria". Nos hace recordar el caricaturista dónde se encuentran los intereses de estas personas: alejados de la realidad dolorosa que supone su indiferencia ante el asesino de Damasco, absorbidos en no perder el poder que vergonzosamente ostentan ambos en perjuicio de su propio pueblo.


lunes, 20 de septiembre de 2010

El "dossier Dutroux" de la Iglesia católica en Bélgica: el informe Adriaenssens


"Ignóralo y él te dejará de molestar"
(Recomendación de un obispo belga a una
adolescente abusada persistentemente
por un sacerdote, aparecida en el informe de la
Comisión Adrianssens)


La sociedad belga se encontraba lo suficientemente sensibilizada como para reaccionar ante cualquier nuevo caso de paidofilia que saltara a los titulares periodísticos. Tan solo unos pocos años antes, esta sociedad, católica en su inmensa mayoría, había atestiguado con horror el juicio del caso de paidofilia más sonado de Europa, el de Marc Dutroux, actualmente en confinamiento de por vida por el secuestro, tortura y abuso sexual de 6 niñas, cuatro de las cuales terminaron siendo asesinadas.

La conmoción política que produjo el caso tiene aún algunos ecos que han podido recientemente ser observables en la conducta que la policía belga ha tenido en los casos reconocidos que señalan a la Iglesia católica y que, temerosos del peso de la opinión pública, obligaron a las fuerzas del orden a un espectacular allanamiento de algunas viviendas de altas autoridades eclesiásticas e inclusive a la búsqueda de material comprometedor en la tumba de un cardenal ya fallecido e involucrado aparentemente en estos delitos en el mes de Junio pasado. Hasta ese entonces era conocido el afán de la curia belga de empantanar la investigación, dilatándola para no permitir que los sobrevivientes tuvieran derecho a una justa reparación por los males cometidos contra ellos, contando para este despropósito con el apoyo abierto del ministro de Justicia democristiano flamenco, Stefan De Clerk. La respuesta de Roma ante el allanamiento fue inmediata, interpretaron el hecho como un abuso procesal, en vista que la Iglesia ya había iniciado su propia investigación -dirigida por el reconocido psiquiatra infantil Peter Adriaenssens- pero, hoy, a la luz de los resultados de la Comisión y de lo ocurrido con el obispo de Brujas, con la consiguiente avalancha de acusaciones que sobrevino después de la renuncia de éste último el pasado mes de Abril, es que se aprecia realmente las razones de la curia belga y romana, es decir, disminuir el daño a sus estructuras burocráticas y no verse afectados económicamente debido al tsunami de denuncias que se aproximaba. Del sufrimiento de las personas victimizadas por los sacerdotes ni una palabra que no sea una tibia disculpa por lo ocurrido y cada uno por su camino, como acostumbran decir, "cargando su propia cruz", frase que promueve hoy en día en quien la escuche refiriéndose a estos crímenes, un rictus de amargura por la injusticia que encierra. Y como será evidente de la lectura de esta entrada, la cruz que cargan las víctimas es de una ingente desproporción respecto de la que cargarían estos sacerdotes pederastas y sus obispos encubridores.

El reciente informe propalado por la Comisión Adriaenssens el fin de semana pasado, es una galería del horror, de obligatoria lectura -una vez aparezcan versiones más asequibles que la existente en flamenco- para el ciudadano culto, que desea informarse de primera mano del accionar de los sacerdotes involucrados, como actores del crimen sexual o como actores del solapamiento de la responsabilidad eclesial en estos delitos. Cabe mencionar que la comisión podría no haber llegado a las conclusiones que llegó si uno de los afectados no hubiera recurrido a algunas tretas que permitieron reconocer tanto el crimen cometido por su propio tío y obispo de Brujas, Roger Vangheluwe, así como la actitud protectora del ofensor por parte del cardenal entonces en ejercicio, Gotfried Daneels. Tras conocerse estos hechos, y ayudados por la inútil gritería de Roma por los sucesos de la abadía de Malinas, las personas que hasta ese momento no tenían la disposición de ayudar a los comisionados -tanto las víctimas como los sacerdotes involucrados- comenzaron a hacerlo, seguros de poder encontrar justicia a sus reclamaciones o paz para sus conciencias, puesto que sus dirigentes eclesiales no se la hubieran dado jamás, deseosos como estaban de ocultar los resultados de la investigación que la presión social les obligó a iniciar de mala gana.

Cuáles son los resultados a los que llega el informe de la Comisión Adriaenssens? Haremos un esfuerzo por resumir el mismo, recurriendo a lo que se ha publicado en la prensa y en la red. Los casos denunciados se remontan hasta 1930 y tuvieron un mayor impacto en la década de los 60s y 70s. Fueron afectados 327 varones y 169 mujeres, mientras debido a la anonimidad de la información, se desconoce el sexo de 19 víctimas. La edad promedio de la víctima cuando comenzó el abuso era de 12 años, aunque la de menor edad tenía dos años de edad, cinco niños tenían cuatro años, ocho cinco años, siete seis años y 10 tenían siete años, lo cual habla de las preferencias del abusador por niños de temprana edad. No hubo distrito eclesial, o parroquia que no tuviera por lo menos a un sacerdote involucrado y en algunos casos éstos podrían contar entre sus víctimas, cinco, diez o hasta veinte niños en algún caso. De este número de víctimas que se aproxima al medio millar, 13 terminaron sus vidas a través del suicidio, lo que singulariza a este informe con respecto a otros propalados en EEUU, Alemania, Italia, Austria, Canadá, Irlanda o Australia en los cuales tan alta tasa de suicidio no se había presentado. Otros 6 intentaron suicidarse y la pareja de una de las personas afeçtadas se suicidó debido a su incapacidad para manejar el problema. El tipo de abuso sexual supone en una pequeña proporción tocamientos, siendo más frecuentes la penetración anal, vaginal u oral, lo cual el informe ha recalcado para ilustrar la verdadera magnitud de lo sucedido.

Los testimonios recogidos por el informe dan fe del intenso sufrimiento de los sobrevivientes, su lucha para acabar con las consecuencias que tuvo en sus vidas y en las de sus familias el abuso al que fueron sometidos y la desesperanza vivida en esos años. Muchos padecieron de desórdenes mentales o de problemas físicos relacionados con el abuso. Uno de estos testimonios explica con claridad la actitud del sacerdote ofensor y el terror infligido sobre un niño que inocentemente creía en sus amenazas: "Si se lo cuentas a tu Scrumpadre, él te hará lo mismo que yo", dice uno de los sobrevivientes de quien no resulta difícil imaginar el terror experimentado, infligido por quien tenía el deber de proteger su alma. El escándalo, como ha sido conocido en otras situaciones nacionales, que vienen dándole al asunto ribetes globalizantes en la actualidad, compromete a toda la jerarquía eclesiástica belga, desde los sacerdotes de parroquias rurales hasta el mismo primado de la Iglesia Belga, monseñor André Leonard, pasando por otro cardenal y varios obispos resultando paradigmático el caso de Vangheluwe, quien abusara durante años de su propio sobrino. Lo llamativo es la respuesta social ante el fenómeno: sólo los afectados son los que han presionado o recurrido a tretas mediáticas para conseguir que la sociedad belga en su conjunto preste la atención debida a este bochornoso espectáculo, el resto de la sociedad no ha expresado su descontento, paralizados -quién sabe- por lo que ellos mismos creen, como efecto de un adoctrinamiento de siglos: que los sacerdotes son intermediarios entre el mundo y la divinidad, situación que los hace intocables.

Hasta el año 2009 el afán encubridor poco a poco desembozado en una comisión eclesial que no funcionaba obligó a la renuncia de la magistrada que la dirigía, Godelieve Haselberghe, y a denunciar a la prensa los resortes psicológicos que movían a la curia a no reconocer su culpa y menos a indemnizar a las víctimas. De su correspondencia con el conocido obispo de Turnai, Guy Harpigny, la magistrada refiere que este singular personaje habría llegado a afirmar: "los sacerdotes y religiosas pertenecen a una casta superior a la de los que no han pronunciado los votos y quienes se encuentran en una casta superior no están sometidos de ninguna manera al pago de indemnizaciones". A lo que se añade que como resultado de la comisión previa a la de Adrianssens, por lo menos en 50 casos el cardenal de entonces, Godfried Daneels, se negara a considerar el reconocimiento de faltas y por tanto de indemnizaciones: los intereses terrenales de los sacerdotes belgas estaba en primer lugar, su dinero era más importante que el sufrimiento de las víctimas.

Y no sólo son estas distorsiones engañosas las que promueven la actitud de los sacerdotes, también tienen de su parte al aparato estatal: a pesar de todo el escándalo, el ex-obispo Vangheluwe se apresta a recibir una sustanciosa pensión de 2,800 euros, por cuenta del estado en virtud del concordato existente entre el Vaticano y Bélgica, equivalentes al 75% de su salario habitual cuando se encontraba en ejercicio del obispado y ante esto el portavoz del ministro de Justicia belga reconoce que al ex-obispo le asiste el derecho debido a su larga trayectoria como prelado. No obstante, ha trascendido que buena parte de sus ingresos, Vangheluwe los habría estado destinando a sobornar a la familia de su hermana, madre del sobrino de quien abusara durante largos años, hasta conseguir que la justicia belga no pudiera comprometerlo en vista de que, para las leyes de este país, el delito de abuso sexual prescribe diez años después de que el afectado llega a la mayoría de edad.

La conclusión final de la Comisión es soberbia, pero impracticable a la luz de lo que viene ocurriendo: "Las víctimas merecen una iglesia con coraje que no tema confrontar su vulnerabilidad, reconocerla y cooperar en encontrar respuestas saludables". Conclusión impracticable dados la engañosa concepción que de sí mismas tienen estas personas, los intereses económicos que manejan y la esencial ausencia de una virtud que pregonan sin poseerla, caridad.

Guillermo Ladd

jueves, 16 de septiembre de 2010

Terry Jones y la respuesta global: la nave de los locos



"Donde ellos quemen libros, terminarán quemando personas"
Heinrich Heine

No resulta sorprendente que en esta época global una noticia adquiera una vertiginosa difusión y que este hecho sea aprovechado por quienes tienen la audacia o estupidez suficientes (no nos extrañe que ambas situaciones pueden, dado el caso, ser totalmente intercambiables) como para conseguir sin mucho esfuerzo el minuto de fama necesario para propalar una ideología, hacer propaganda de algún producto mercantil o cultural o simplemente para reventar el bombo de la propia y menguante autoestima.
En Norteamérica, la situación se pone de relieve ante la falseada imagen de democracia que quieren dar al mundo, queriéndonos convencer que la adhesión a la primera enmienda de su Constitución le permite al individuo la expresión irrestricta de sus libertades de opinión. Como queda claro de lo ocurrido en estos días el ciudadano norteamericano no tiene libertad para expresar lo que desea: la presión social basada en los temores que el terrorismo internacional ha logrado infundir en la sociedad norteamericana en este como en recientes ejemplos (recordemos Guantánamo, la mezquita del Nivel Cero,etc.) han convertido en letra muerta lo mejor de la jurisprudencia norteamericana.
Tampoco resulta sorprendente que en estas épocas de creciente incertidumbre losdesesperados de toda laya, desde las emboscadas que los meandros de sus mentesdebilitadas les dan como respuesta, ofrezcan -cada cual mejor que otros- una solución a las tragedias que atraviesan el cuerpo entero de la humanidad. Ellos se buscan entre sí, basándose en la concurrencia de la creencia en común, por lo general política o religiosa: lo grave es cuando lo religioso adquiere carácter político, pues en este caso tenemos las garantías suficientes como para conseguir incendiar la pradera con una ridícula chispa de intolerancia y que esto adquiera dimensiones planetarias como sucede en estos días.
Es así que un personaje insignificante globalmente, como el Pastor Terry Jones, y susingular culto de 50 personas afiliados en el Dove World Outreach Center (http://www.doveworld.org/) han conseguido atraer a la opinión pública mundial organizando un infame Día Internacional de la Quema del Corán, que debía efectuarse el día de hoy, noveno aniversario del ataque de Al Qaeda al World Trade Center. La presión global no parecía haber funcionado, pues ante las expresiones de la secretaria de estado Hillary Clinton, del mismísimo Benedicto XVI, del presidente afgano H. Karzai, de representantes de la Unión Europea o de las Naciones Unidas o del propio presidente norteamericano B. Obama, Terry Jones parecía dirigirse, con el mostacho enhiesto, hierático él, cual moderno Moisés -con quien gusta se le compare, según dicen sus ex-adeptos-, hacia el cumplimiento inexorable del deber que en la tierra le ha encomendado su hacedor, es decir, impedir el crecimiento del islam, una religión de notoria estirpe diabólica según dicen sus propias pancartas. La pregunta clave, dado el ambicioso Armageddon en el que se encuentra inmerso este personaje con la pretensión de lavarle el cerebro a 1,500 millones de personas en el mundo, se la han hecho varios periodistas en cuanta ocasión han podido, ¿No está loco este hombre? El ha respondido con la arrogante convicción del alucinado que no, que ésta, la hoguera del Corán, es el único camino posible para conseguir detener la creciente influencia que el Islam tendría en la vida cotidiana de los norteamericanos y, porqué no decirlo si su culto tiene ambiciones universales, en la vida de todo ser humano.
Tampoco pudieron arredrarlo las advertencias (inoportunas, pues más inteligente habría sido ignorar al personaje) del general David Petraeus, jefe de las fuerzas armadas norteamericanas en Afganistán, quien advirtió que estarían en peligro la vida de los soldados que combaten en esa región (!?) de llevarse a cabo la quema del Corán. Ni tampoco los vaticinios más realistas del secretario general de la Interpol, Ronald Noble, quien llegó a afirmar esta semana que "si la quema del Corán sigue adelante tendrá trágicas consecuencias, incluso la vida de muchos inocentes", aquellos que, por supuesto, correrían por parte de los jóvenes islámicos arrastrados a la respuesta inflamada contra Occidente por quienes dirigen en el mundo árabe la religión organizada: las decenas de muertes que ocurrieron tras la "crisis de las caricaturas de Mahoma" es prueba suficiente de que así sucederían las cosas sea en Teherán o Somalia. Ni menos pudieron asustar al pastor las expresiones hostiles que en diversos lugares del mundo musulmán han venido dándose en su contra, en las que se vienen quemando muñecos con su fotografía: Jones ahora camina armado con una pistola calibre .40, por si se hace necesaria emplearla contra enemigos, a quienes también les resultaría más sensato ignorar al recalcitrante Pastor pentecostal.
Pero, ¿qué es lo que pasa tanto con Terry Jones, con importantes líderes de opinión ydirigentes mundiales desorientados ante la sensación de indefensión que la labor de zapa de Al Qaeda ha conseguido remachar victoriosamente en su psiquismo? ¿qué ocurre con las masas musulmanas enervadas por líderes religiosos incapaces para percatarse o interesados en no ver la galopante patología del relusivo pastor? ¿qué ocurre con los medios periodísticos que han dado espacio a un loco de dios, animado por un perverso odio hacia otros seres humanos y sus símbolos, sin el más mínimo sentido de crítica hacia lo que estaban inconscientemente ayudando a crecer? ¿Cómo es que tanta gente ha perdido la brújula de la racionalidad sin percatarse del mensaje que tristemente para la humanidad se han encargado de difundir a todos los Terry Jones que se encuentran agazapados en las sombras esperando su minuto crucial al estar las condiciones creadas para que sus futuras apariciones -que no lo dudemos, continuarán ocurriendo dado el ejemplo de Jones y la poco sensata respuesta de quienes dirigen el mundo- sucedan en su momento?
Viene a la mente, orillando todo este desagradable asunto, un célebre cuadro de ElBosco, la Nave de los Locos, en el que un grupo de hombres y mujeres que representa a la humanidad se dedica al ejercicio de sus pasiones sin reticencias ni crítica, ciegos ante el inminente naufragio de la nave y sin que medie la solidaridad para conseguir salvarse. Dicha nave estaba adornada con una bandera que traía consigo impresas, premonitoriamente, como atisbo de la genialidad del célebre pintor flamenco...la cruz y la media Luna.Guillermo Ladd.

sábado, 2 de enero de 2010

Kurt Westergaard y el coraje de enfrentarse al Islam armado con sólo una pluma

"No hay bromas en el Islam. No hay humor en el Islam.
No hay diversión en el Islam"
Ayatolá Khomeini

Ayer por la noche Kurt Westergaard, caricaturista danés de 74 años, sufrió el tercer intento de asesinato en su contra desde que tuvo la ingenua osadía de publicar, junto con otros once colegas suyos, el dibujo que reproduzco antes del epígrafe en el diario de centro derecha danés Jyllands-Posten en setiembre del 2005, desencadenando la crisis danesa de las caricaturas blasfemas. Esta vez fue un joven somalí que, armado de un puñal y un machete irrumpió en su casa de Aarhus mientras gritaba ¡Venganza! y ¡Sangre!. Felizmente Westergaard tenía dispuesto en su vivienda un panic room para estos casos, así que una vez conocidas las intenciones del somalí se atrincheró en la misma y llamó a la policía. El enfrentamiento con las fuerzas del orden no fue largo, pero la negativa del hombre a rendirse así como su ataque a uno de los policías obligaron a éstos a dispararle en la mano y rodilla para contenerlo. Los reportes policiales hablan de que el atacante se encontraría cercanamente vinculado al grupo terrorista somalí Al Shabab, así como a la rama de Al Qaeda del África oriental.
A pesar del tiempo transcurrido los islamistas ofendidos no ceden en su empeño de vengar la blasfemia a pesar de las disculpas dadas tanto por el periódico como por el primer ministro danés Anders Fogh Rasmussen. Como vemos en la presente entrada otros connotados caricaturistas ofrecieron sus respectivas visiones del profeta Mahoma, pero se encuentran relativamente seguros siendo Westergaard el único que continúa acosado por los propulsores de la fatwa. Ya en febrero del 2008 tres personas fueron detenidas luego de una entrevista que el artista efectuara en la que denunciara su temor a perder la vida: “Por supuesto que temo por mi vida -afirmó en ese entonces-luego que la PET (el servicio de Seguridad e Inteligencia danés) me informara que existían planes concretos de algunas personas para asesinarme. Sin embargo, he transformado mi temor en cólera e indignación. Me llena de rabia la falta de correspondencia entre un día de actividad cotidiana perfectamente normal como los que acostumbraba tener para efectuar mi trabajo y los mil que he recibido de éste abuso desde que esta locura se desató". La policía danesa arrestó a dos hombres tunecinos sospechosos de complotar para asesinar al dibujante; ninguno fue acusado: uno fue deportado y el otro fue liberado recientemente luego de ser rechazados los esfuerzos de la PET por expulsarlo de Dinamarca. En octubre pasado, dos hombres fueron detenidos en Chicago bajo los cargos de planear matar a Westergaard y al ex-editor cultural del periódico, estándose a la espera del inicio del juicio en su contra. Desde entonces Westergaard vive con custodia policial permanente y probablemente continuará así el resto de su vida.
De nada le han valido sus explicaciones así como las justificaciones de su célebre caricatura "Mi dibujo fue un intento de exponer a aquellos fanáticos que han justificado un gran número de ataques terroristas, asesinatos y otras atrocidades basándose en la palabra de su profeta. Si muchos musulmanes creen que su religión no aprueba estos actos, podrían haberse manifestado y declarado que los hombres que ejercen la violencia no representaban el verdadero significado del Islam. Muy pocos lo hicieron". Aún en el atentado de ayer sólo un poco conocido grupo musulmán danés se ha manifestado en rechazo del ataque.

La crisis danesa se ha convertido en un hito de la defensa de la libertad de expresión y probablemente tanto sus prolegómenos como su desarrollo han sido poco conocidas. Un breve resumen será entonces pertinente, como el propio dibujante nos lo hace en una intervención efectuada en la Universidad de Princeton en Octubre de este año (ver Creeping sharia) al cual remito.

En los meses previos a la publicación de las caricaturas, los islamistas habían lanzado una serie de ataques contra la libertad de expresión en Europa y particularmente en Dinamarca. El juicio por el brutal asesinato de Theo van Gogh a manos de un musulmán radical estaba aún presente en la memoria de los europeos. En Copenhague era imposible encontrar un artista que quisiera ilustrar un libro para niños acerca de Mahoma que pretendía publicar un conocido escritor danés, Kare Bluitgen; un concierto fue cancelado debido a que radicales musulmanes reclamaban se tocaría música antiislámica; un disertante de origen judío que iba a dar una conferencia en la Universidad de Copenhague fue secuestrado a plena luz del día por un grupo de árabes y agredido violentamente por recitar el Corán como parte de su curso. Ante esta situación fue que el editor cultural del Jyllands-Posten creía imperativo poner a prueba la amplitud de la libertad de expresión de la que efectivamente gozaban los daneses, lo que incluía el derecho de tratar al Islam, a Mahoma y a los musulmanes exactamente como lo harían con cualquier otra religión, profeta o grupo de creyentes. Si ya no podían ejercer ese derecho, podría concluírse que el país había sucumbido de facto a la shari'a. Es así que publican las caricaturas que aparecen en esta entrada.

Los hechos devenidos en los meses siguientes constituyeron una de las peores crisis diplomáticas del estado danés: una ola de protestas se generó en el mundo musulmán, algunas de las cuales generaron violentos enfrentamientos que dieron cuenta de más de 100 muertos; se incendiaron varias embajadas danesas en Siria, Líbano e Irán, se atacaron edificios europeos y se prendió fuego a banderas danesas, holandesas, noruegas y alemanas en Gaza. A pesar de las invocaciones de algunos líderes islámicos para que las manifestaciones fueran pacíficas, otros líderes como Mahmoud al-Zahar de Hamas, manifestaron amenazas de muerte contra los caricaturistas. Aparte de las huelgas y boicots contra los productos daneses efectuados en los principales países musulmanes, para no hablar del mismísimo Osama bin Laden amenazando a la Unión europea si se atrevían a reimprimir las caricaturas.

El intento de asesinato contra Kurt Westergaard nos plantea una definición radical insoslayable: qué es más importante el aniconismo musulmán y su observancia de no efectuar imágenes del profeta, menos aún cuando las reproducciones son blasfemas como las caricaturas de Mahoma publicadas por el periódico danés han sido calificadas por los adeptos al Islam o la vida de un hombre? El lector sabe ya cuál es la respuesta de éste blogger, cuál será la suya?

Pero dejemos las palabras finales al propio Westergaard, quien describe otra caricatura suya publicada en plena crisis y que habla bien los sentimientos que lo embargan, entre los que no se encuentra evidentemente el arrepentimiento, imposible en ocasiones como ésta: "Me encuentro hacia la derecha. Mi cabeza está próxima a explotar de rabia por el insulto hecho contra mi persona. Al mismo tiempo siento rabia por las acciones terroristas efectuadas en New York, Madrid y Londres... A la izquierda he añadido la vieja caricatura de Mahoma, debido a que todo comenzó con ésto. El conejo simboliza mi propio coraje personal, el cual no es muy grande. Es parte de mí, quien preferiría quizás salir huyendo, al no poder controlarlo todo". Lo que mil hombres, millones, o aún la humanidad entera piense de sí misma y de sus dioses no valdrá nunca lo que la vida de un solo hombre.

Guillermo Ladd