lunes, 20 de agosto de 2012

Las Pussy Riot quieren quebrarle el espinazo a la alianza Putin-Iglesia ortodoxa



"Who breaks a butterfly upon a wheel?"
Alexander Pope (1688-1744)

El epígrafe, tomado de un verso de Pope que el editor del diario británico The Times empleó para referirse al trato injusto que dos miembros de los Rolling Stones recibieron en Julio de 1967 por la posesión de marihuana, se aviene con mayor fuerza al trato recibido por el colectivo punk Pussy Riot, del cual tres mujeres han sido acusadas de incitar al "odio religioso" por un juzgado conservador que no ha dudado en condenarlas a dos años de prisión, luego de ser mantenidas más de cinco meses encarceladas por haber efectuado un happening en el altar de la Catedral de Cristo Salvador en el centro de Moscú. De acuerdo con el fallo, las acusadas, Nadezhda Tolokónnikova, Yekaterina Samutsévich y María Aliójina, incurrieron en “clara falta de respeto hacia los visitantes y a los sacerdotes del templo, humillaron y ofendieron profundamente los sentimientos y los referentes religiosos de los creyentes ortodoxos”. ”No se consideran culpables, no se arrepienten (…), califican sus acciones como una expresión política de forma artística”, dijo la jueza, que ha impuesto esta pena a pesar de la solidaridad mundial, a pesar de que el estado ruso es laico -según el artículo 14 de su Constitución-, a pesar de que el delito de "blasfemia" no existe en el código penal ruso. Observemos el concepto de justicia en Rusia: por treinta segundos de provocación en el que no se ha producido el más mínimo daño material o corporal, dos años de prisión en una colonia penal. Preguntémonos el porqué de este exabrupto.

Para un mejor entendimiento de esta injusticia observemos los hechos:
En medio de la campaña fraudulenta que llevó a Vladimir Putin de nuevo a la presidencia rusa en Marzo de este año, el patriarca Cirilo, líder de la iglesia Ortodoxa, con un cargo equivalente al del Papa para los católicos, había mostrado su apoyo a la reelección de V. Putin manifestando un encomio impropio para un líder religioso de la talla de Cirilo. Al respecto del ex jefe de la KGB el patriarca llegó a afirmar que "era un milagro de Dios" que había "rectificado el sinuoso camino de la historia". Cirilo sabía bien de qué estaba hablando; en plena campaña presidencial el entonces primer ministro ruso Dmitry Medvedev, a todas luces un títere de Putin, permitió a la Iglesia Ortodoxa que volviera a ocupar su residencia en el mismo Kremlin, de donde la revolución bolchevique la había desalojado en 1917, le había garantizado asimismo el respaldo económico del estado ruso y el apoyo para la creación de colegios religiosos en todo el territorio ruso. Favores que como buen político que es -cualquier coincidencia con otros líderes religiosos es sólo eso, una mera coincidencia- tenía que devolver: no encontró mejor forma que ofrecer el peso cultural de su denominación religiosa para inclinar la balanza en beneficio del despotismo pseudo ilustrado de Putin.
Para algunos observadores de las relaciones entre la iglesia ortodoxa y la sociedad rusa, como Andrei Zolotov, "el estado moderno ruso ha carecido de cierta legitimidad desde el colapso de la Unión Soviética e intenta usar la indiscutible continuidad histórica de la iglesia como una manera de contrarrestar esta situación" (ver el Washington Post del 12.08.12 http://p.washingtontimes.com/news/2012/aug/13/putin-russia-little-separation-church-state/). Situación que no se le escapa al patriarca Cirilo y que ha sabido aprovechar, ciertamente. Otra coincidencia con quienes lideran las principales religiones mundiales.

Ante esta intromisión desvergonzada es que las Pussy Riot han reaccionado con lo poco que tienen: su capacidad de crear provocación y expresar su enfado ante tamaña estafa. Si Cirilo es capaz de expresar su apoyo a Putin ante los medios de comunicación, con la pretensión de seguir en el proceso de colonizar nuestras mentes, porqué no podemos ir a la principal iglesia rusa y entonar una oración punk, "Holy shit", en la que le pidamos a la Virgen María, ¡Madre de Dios, echa a Putin! Así que armadas con un micrófono y un par de guitarras eléctricas se subieron al altar de la famosa catedral, aquella en la que históricamente la burocracia ortodoxa bendice a todo nuevo gobernante y reafirma su posición cultural, y celebraron festivamente este happening de verdadera repercusión global, el cual puede verse en Youtube: http://www.youtube.com/watch?v=5bPH7rdeWSE&

La blasfemia considerada un delito? La incitación al odio religioso, otro? Indudablemente reaccionarios hay en todas partes, lo que tienen en común es que ocultan los verdaderos móviles de su accionar político: acallar a la oposición a como dé lugar. Felizmente no están solas y la mascarada de juicio que han sufrido no ha hecho sino catapultarlas a alcances globales, sugiriendo la necesidad de que todo movimiento anti sistema reconozca cuáles son sus verdaderos enemigos políticos y les disputen en el mismo plano la querella ideológica. Las Pussy Riot (no soslayemos el componente rebelde que tiene su propio nombre) recoge con su actuación mucho de la experiencia revolucionaria de estos tiempos, en un indudable tributo, a su manera por cierto, a lo mejor del feminismo, a las experiencias de la revolución hindú con Gandhi a la cabeza, al subcomandante Marcos, a la expresión contestataria de lo mejor del rock alternativo además de a los supuestos gramscianos que preconizan la hegemonía cultural como proyecto revolucionario.
Apoyo a su proyecto encontrarán en todas partes: Paul McCartney, Amnistía Internacional, Madonna, múltiples colectivos anarquistas o punk, han levantado su voz ante la intolerancia de Putin y Cirilo. New York Times, Le Monde, se encuentran entre los medios que han editorializado acerca de los hechos. Una caricatura de Plantu, el
conocido dibujante francés, ilustra claramente lo que ocurre en esa dupla Putin-Cirilo: sentados ambos, bebiendo de sendos vasos de vodka, Putin dice: "Chicas, cantad menos fuerte. No se entiende nada la melodía siria". Nos hace recordar el caricaturista dónde se encuentran los intereses de estas personas: alejados de la realidad dolorosa que supone su indiferencia ante el asesino de Damasco, absorbidos en no perder el poder que vergonzosamente ostentan ambos en perjuicio de su propio pueblo.