lunes, 4 de enero de 2010

50 años de la muerte de Albert Camus

sábado, 2 de enero de 2010

Kurt Westergaard y el coraje de enfrentarse al Islam armado con sólo una pluma

"No hay bromas en el Islam. No hay humor en el Islam.
No hay diversión en el Islam"
Ayatolá Khomeini

Ayer por la noche Kurt Westergaard, caricaturista danés de 74 años, sufrió el tercer intento de asesinato en su contra desde que tuvo la ingenua osadía de publicar, junto con otros once colegas suyos, el dibujo que reproduzco antes del epígrafe en el diario de centro derecha danés Jyllands-Posten en setiembre del 2005, desencadenando la crisis danesa de las caricaturas blasfemas. Esta vez fue un joven somalí que, armado de un puñal y un machete irrumpió en su casa de Aarhus mientras gritaba ¡Venganza! y ¡Sangre!. Felizmente Westergaard tenía dispuesto en su vivienda un panic room para estos casos, así que una vez conocidas las intenciones del somalí se atrincheró en la misma y llamó a la policía. El enfrentamiento con las fuerzas del orden no fue largo, pero la negativa del hombre a rendirse así como su ataque a uno de los policías obligaron a éstos a dispararle en la mano y rodilla para contenerlo. Los reportes policiales hablan de que el atacante se encontraría cercanamente vinculado al grupo terrorista somalí Al Shabab, así como a la rama de Al Qaeda del África oriental.
A pesar del tiempo transcurrido los islamistas ofendidos no ceden en su empeño de vengar la blasfemia a pesar de las disculpas dadas tanto por el periódico como por el primer ministro danés Anders Fogh Rasmussen. Como vemos en la presente entrada otros connotados caricaturistas ofrecieron sus respectivas visiones del profeta Mahoma, pero se encuentran relativamente seguros siendo Westergaard el único que continúa acosado por los propulsores de la fatwa. Ya en febrero del 2008 tres personas fueron detenidas luego de una entrevista que el artista efectuara en la que denunciara su temor a perder la vida: “Por supuesto que temo por mi vida -afirmó en ese entonces-luego que la PET (el servicio de Seguridad e Inteligencia danés) me informara que existían planes concretos de algunas personas para asesinarme. Sin embargo, he transformado mi temor en cólera e indignación. Me llena de rabia la falta de correspondencia entre un día de actividad cotidiana perfectamente normal como los que acostumbraba tener para efectuar mi trabajo y los mil que he recibido de éste abuso desde que esta locura se desató". La policía danesa arrestó a dos hombres tunecinos sospechosos de complotar para asesinar al dibujante; ninguno fue acusado: uno fue deportado y el otro fue liberado recientemente luego de ser rechazados los esfuerzos de la PET por expulsarlo de Dinamarca. En octubre pasado, dos hombres fueron detenidos en Chicago bajo los cargos de planear matar a Westergaard y al ex-editor cultural del periódico, estándose a la espera del inicio del juicio en su contra. Desde entonces Westergaard vive con custodia policial permanente y probablemente continuará así el resto de su vida.
De nada le han valido sus explicaciones así como las justificaciones de su célebre caricatura "Mi dibujo fue un intento de exponer a aquellos fanáticos que han justificado un gran número de ataques terroristas, asesinatos y otras atrocidades basándose en la palabra de su profeta. Si muchos musulmanes creen que su religión no aprueba estos actos, podrían haberse manifestado y declarado que los hombres que ejercen la violencia no representaban el verdadero significado del Islam. Muy pocos lo hicieron". Aún en el atentado de ayer sólo un poco conocido grupo musulmán danés se ha manifestado en rechazo del ataque.

La crisis danesa se ha convertido en un hito de la defensa de la libertad de expresión y probablemente tanto sus prolegómenos como su desarrollo han sido poco conocidas. Un breve resumen será entonces pertinente, como el propio dibujante nos lo hace en una intervención efectuada en la Universidad de Princeton en Octubre de este año (ver Creeping sharia) al cual remito.

En los meses previos a la publicación de las caricaturas, los islamistas habían lanzado una serie de ataques contra la libertad de expresión en Europa y particularmente en Dinamarca. El juicio por el brutal asesinato de Theo van Gogh a manos de un musulmán radical estaba aún presente en la memoria de los europeos. En Copenhague era imposible encontrar un artista que quisiera ilustrar un libro para niños acerca de Mahoma que pretendía publicar un conocido escritor danés, Kare Bluitgen; un concierto fue cancelado debido a que radicales musulmanes reclamaban se tocaría música antiislámica; un disertante de origen judío que iba a dar una conferencia en la Universidad de Copenhague fue secuestrado a plena luz del día por un grupo de árabes y agredido violentamente por recitar el Corán como parte de su curso. Ante esta situación fue que el editor cultural del Jyllands-Posten creía imperativo poner a prueba la amplitud de la libertad de expresión de la que efectivamente gozaban los daneses, lo que incluía el derecho de tratar al Islam, a Mahoma y a los musulmanes exactamente como lo harían con cualquier otra religión, profeta o grupo de creyentes. Si ya no podían ejercer ese derecho, podría concluírse que el país había sucumbido de facto a la shari'a. Es así que publican las caricaturas que aparecen en esta entrada.

Los hechos devenidos en los meses siguientes constituyeron una de las peores crisis diplomáticas del estado danés: una ola de protestas se generó en el mundo musulmán, algunas de las cuales generaron violentos enfrentamientos que dieron cuenta de más de 100 muertos; se incendiaron varias embajadas danesas en Siria, Líbano e Irán, se atacaron edificios europeos y se prendió fuego a banderas danesas, holandesas, noruegas y alemanas en Gaza. A pesar de las invocaciones de algunos líderes islámicos para que las manifestaciones fueran pacíficas, otros líderes como Mahmoud al-Zahar de Hamas, manifestaron amenazas de muerte contra los caricaturistas. Aparte de las huelgas y boicots contra los productos daneses efectuados en los principales países musulmanes, para no hablar del mismísimo Osama bin Laden amenazando a la Unión europea si se atrevían a reimprimir las caricaturas.

El intento de asesinato contra Kurt Westergaard nos plantea una definición radical insoslayable: qué es más importante el aniconismo musulmán y su observancia de no efectuar imágenes del profeta, menos aún cuando las reproducciones son blasfemas como las caricaturas de Mahoma publicadas por el periódico danés han sido calificadas por los adeptos al Islam o la vida de un hombre? El lector sabe ya cuál es la respuesta de éste blogger, cuál será la suya?

Pero dejemos las palabras finales al propio Westergaard, quien describe otra caricatura suya publicada en plena crisis y que habla bien los sentimientos que lo embargan, entre los que no se encuentra evidentemente el arrepentimiento, imposible en ocasiones como ésta: "Me encuentro hacia la derecha. Mi cabeza está próxima a explotar de rabia por el insulto hecho contra mi persona. Al mismo tiempo siento rabia por las acciones terroristas efectuadas en New York, Madrid y Londres... A la izquierda he añadido la vieja caricatura de Mahoma, debido a que todo comenzó con ésto. El conejo simboliza mi propio coraje personal, el cual no es muy grande. Es parte de mí, quien preferiría quizás salir huyendo, al no poder controlarlo todo". Lo que mil hombres, millones, o aún la humanidad entera piense de sí misma y de sus dioses no valdrá nunca lo que la vida de un solo hombre.

Guillermo Ladd