viernes, 28 de septiembre de 2012

Y ahora...la quema del iPhone



"It takes over your life. It takes over your mind"
Testimonio de un ultraortodoxo judío acerca del iPhone

Podría parecer increíble si no existieran testimonios gráficos, pero el responso del rabino ultraortodoxo Chaim Kanievsky, rebasa lo racionalmente aceptable. El artículo de fe publicado en el diario Yated Ne'eman (foto superior) establece que, "está prohibido tener en posesión un iPhone, y si se tiene, uno debiera quemarlo." Y para que no quepan dudas de que ese debe ser el destino del endemoniado dispositivo, se prohíbe su venta -en caso de poseerlo- a otra persona que no sea judía, basándose en una costumbre arraigada, "así como está prohibido venderle un arma a quien no sea judío". El decreto adquiere gran valor debido a que ha sido impuesto antes del día más sagrado del judaísmo, Yom Kippur. Y esto en plena campaña publicitaria en el resto de la sociedad israelí del novísimo iPhone 5. Por supuesto no podían faltar grandes póster a lo largo y ancho de Jerusalem, en los que se llama a los iPhones "abominación de 24 horas al día", ni tampoco el consiguiente aislamiento de los seminarios religiosos de quienes se atrevieran a poseer uno de estos aparatos y, por supuesto, la advertencia dada a los padres de familia de alejar a sus hijos de los hijos de usuarios de un iPhone. El Washington Post menciona que fuera de un concurrido mercado de verduras, un grupo de estos judíos que acostumbran ir vestidos con sus tradicionales largos sacones negros y sus fedoras, se presentan mostrando sus celulares "kosher", teléfonos simples, sin acceso a Internet y sin capacidad de tomar videos, todos ellos con los sellos de aprobación del consejo rabínico.

En su estrategia de aislar del mundo a sus fieles, la alta jerarquía de los ultraortodoxos se encuentran en una campaña de más largo aliento por evitar que sus adeptos tengan acceso a internet, debido a que éste instrumento comunicativo revolucionario permite el acceso a pornografía o a información que va más allá de los límites que son determinados por la alta jerarquía de la comunidad ultraortodoxa. 

No muy lejos en el tiempo, Mayo 2012, ocurrió una manifestación extraordinaria de alrededor de 60 mil judíos ultraortodoxos en el estadio de béisbol Citi Field de Nueva York en el que se reunieron autoridades procedentes de yeshivás y de la confesión jasídica con el objetivo de prohibir el acceso a Internet, debido a los peligros que significa para el creyente. En aquella ocasión el rabino Efraim Wachsman de la Yeshivá Meor Yitzcoch, mencionaba que el ethos de Internet, que valora el rápido acceso a la información y peor aún la rápida gratificación, contrastaba con los tradicionales valores judaicos de la paciencia y perseverancia. "La gratificación del instante es todo lo opuesto a la santidad necesaria para convertirse en un erudito de la Torah" decía. Otro rabino, Don Segal; pedía que no se tuviera acceso a Internet en la casa ni en el trabajo, mencionando que quienes creían en la necesidad de acceder a Internet quizás fuera su "inclinación al mal" lo que les hiciera necesitarlo. Fuera del estadio numerosos manifestantes les hacían recordar a los congregados que "Internet no es el problema", mientras que otros condenaban la lenidad demostrada por las autoridades jasídicas en el asunto de los paidófilos que como en el catolicismo albergan también en sus sinagogas.

Thomas Meyer, el politólogo alemán, se adelantó al resto de sus colegas al anunciar, a finales de los 80 y basándose en la detección en diversos ámbitos -no solo el religioso, sino inclusive en lo político y filosófico- la aparición de un fenómeno, el fundamentalismo, que con el correr de los años daría lugar a uno de los penosos problemas que la actual sociedad global padece. En su descripción inicial del fenómeno social mencionaba, que éste se trata de "un movimiento de exclusión arbitraria, una tendencia opuesta, aunque inherente, al proceso de apertura general del pensamiento, a la toma de iniciativas, una tendencia enemiga de las formas de vida particulares y sociales que caracterizan a la modernidad; frente a ello, el fundamentalismo pretende ofrecer, en la medida en que se condena toda posible alternativa, certezas absolutas, sostén firme, auxilio permanente y orientación incuestionable". La descripción es extrapolable a la actitud que los jerarcas ortodoxos poseen, el fundamentalismo es la razón principal de su accionar. De allí que el "holocausto" de los iPhones, que se podrá observar en los meses que vienen da un buen ejemplo del accionar de éstos iluminados.

Y cómo no, el pueblo elegido, aquél que recibió directamente de dios la Toráh, ha de asumir, a través de las conductas impuestas por los ultraortodoxos, la diferenciación estricta entre los fieles y los goijim (no judíos), combatiendo así en la turbiedad de su mente el mayor de los peligros que los amenaza, la asimilación a Occidente, fuente de todos los males, obstáculo permanente que con su secularismo, impedirían lo que ellos tienen programado desde el establecimiento de Israel como estado, el que éste sea un estado judío. Y vaya si no lo están consiguiendo, su presencia política es creciente y se basa en el estricto cumplimiento de los mizvot, un serie de prohibiciones y preceptos, con los que con sigilo, pero con constancia, se acercan a su Arcadia hebraica y pretenden arrastrar consigo al resto de la sociedad israelí, de por sí secular.

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