miércoles, 24 de octubre de 2012

La monja que quería ser dios






"Todavía no me hago a la idea. Esto es increíble
Me he perdido los mejores años de mi hija...
y eso no se paga ni con el dinero ni con la cárcel"

Elvira, madre de una de las niñas robadas por sor María. 


Sor María Gómez Valbuena, es una monja octogenaria a quien no le gusta hablar cuando se encuentra en presencia de un fiscal o ante el acoso de la prensa española, que como toda encuentra su material de trabajo en las miserias humanas. Sor María sabe que es preferible mantener el silencio pues cualquier palabra podrá ser usada en su contra. Es que a ella, luego de muchos años de diligente trabajo de ser como el dios en quien dice creer, le ha llegado la hora de responderle a la justicia de los simples mortales españoles por el sonado caso de los niños robados a sus madres y dados en adopción. 

Cada vez son más los casos de niños robados que aparecen decenios después del delito, cada vez se descubren que en las tumbas supuestas en las que madres engañadas habían supuestamente enterrado a sus hijos se encontraban vacías, cada vez más las veces en las que el nombre de sor María aparece mencionado en los atestados policiales, cada vez más sorda es la Conferencia Episcopal madrileña que se niega a pronunciarse por las responsabilidades de esta inicua monja.  

Cuál es la historia de este hecho? Remontémonos 40 años atrás, en las postrimerías del franquismo, cuando el poder de la iglesia española era inconmensurable en relación con el limitado que ahora posee (no han podido evitar la ley Rodríquez Zapatero, una ley de avanzada en materia de regulación del aborto). La religiosa trabajaba como Asistenta Social en la ahora desaparecida clínica Santa Cristina de Madrid, en cuya maternidad tenía el piadoso trabajo de ayudar a las madres solteras que habían quedado embarazadas. Durante todo el tiempo que laboró en la clínica su modus operandi fue el mismo. Diligentemente se encargaba de publicitar en la prensa madrileña la caritativa ayuda que recibirían las mujeres que se encontraran en la penosa circunstancia de tener que criar a un hijo a solas pues el irresponsable hombre que las habían dejado en esa penosa condición tomaban las de villadiego. Tras esto la muchacha ingenua, que fue el perfil de la mayoría de las víctimas, era sometida a una adoctrinación que tenía muy poco de cristiano, pues se les decía que no eran merecedoras de cuidar el hijo que iban a parir y que para ahorrarles los sufrimientos a esas pobres criaturas lo sensato sería entregarlos a familias cristianas que le darían lo que ellas no. Se les brindaba toda la ayuda necesaria para que el parto fuera lo más seguro, con la participación de un grupo de médicos católicos que ahora, como se desprende de las investigaciones de la fiscalía española, parecen haber olvidado a la monja y a las mujeres. De paso, carentes de recursos como eran se les hacía sentir que tenían una deuda inconmensurable con sor María -otro elemento que aumentaba los sentimientos culposos que ya el embarazo suponía. Mientras tanto la labor de determinar a qué familia sería adjudicado cada niño por nacer era parte de un severo escrutinio de sor María, dónde trabajaba el padre, cuán católica era la familia que recibiría al niño, cuán gruesa era la billetera del futuro padre que sor María se encargaría de designar.

La Fiscalía de Madrid la llamó como imputada recientemente. Sor María Gómez Valbuena acudió, pero se negó a declarar. El caso que ha llevado a la fiscalía a denunciarla finalmente por detención ilegal es el de María Luisa Torres, que dio a luz a su hija Pilar en la clínica Santa Cristina de Madrid en marzo de 1982.

“Hubo momentos que pensé ‘con la Iglesia hemos topado’ y me dio miedo pensar que nadie iba a atreverse a acusar a una monja, que eran intocables. Pero al final, la verdad prevalece y durante el juicio se demostrará que sor María Gómez Valbuena me robó a mi hija”.

En 1981, se había separado de su marido, con el que tenía una niña de dos años, y poco después había conocido a otro hombre, con el que inició una nueva relación. Se quedó embarazada y él no quiso saber nada. Angustiada, vio en una revista un anuncio en el que sor María Gómez Valbuena, encargada de la asistencia social en la maternidad de Santa Cristina, se ofrecía a ayudar a madres solteras, y fue a verla. La monja le dijo que disponía de unas guarderías donde podría dejar a la niña, e ir a visitarla cuando quisiera hasta que hubiera resuelto sus problemas económicos y pudieran vivir juntas. María Luisa la creyó.

El 31 de marzo de 1982, se puso de parto. Cuenta que la sedaron y que, cuando despertó y preguntó por su hija, Sor María le dijo, primero, que había muerto, y después, que iban a darla en adopción y que si decía algo, la denunciaría por adulterio y le quitarían a su otra hija también. María Luisa, que desconocía que tal cosa no era posible porque el adulterio no era delito, se asustó y volvió a casa sin su bebé.

Aquella niña, Pilar, fue dada en adopción a un matrimonio que no podía tener hijos. El padre adoptivo, Alejandro Alcalde, cuenta que antes de entregarles al bebé, sor María les sometió a un concienzudo interrogatorio sobre sus bienes y grado de religiosidad. Y que les hizo pagar una cantidad de dinero en concepto de gastos de estancia de la madre soltera en una pensión de Arturo Soria, cuyos recibos aún conserva, para desgracia de la monja.

Hace diez años, Pilar, a la que sus padres adoptivos contaron muy pronto que la habían adoptado, comenzó a obsesionarse con la idea de conocer a su madre biológica. Su padre adoptivo decidió ayudarla, reaccionando de forma contraria a la de muchos padres adoptivos que suelen mostrarse reticentes a que sus hijos conozcan a su familia biológica por miedo a ser abandonados. Alejandro Alcalde no tuvo ese miedo. Contrató a detectives y abogados, habló con monjas, investigó todo lo que pudo, hasta que un programa de televisión, El diario, de Antena 3, encontró a María Luisa. Las pruebas de ADN confirmaron que eran madre e hija.

Desde entonces una retahila de denuncias se han ido dando semanalmente: varias de ellas confirman la relación sanguínea entre el hijo y la madre putativa. Los crímenes suman ahora decenas -aunque también algunas denuncias han resultado ser equívocos- pero el malvado accionar de la monja que quería ser dios decidiendo dónde habría de criarse un niño producto de la concupiscencia de sus padres ha despertado una paranoia en cientos de madres que quieren explicar las muertes al nacer de sus hijos con los secuestros que esta monja organizaba. 

Las investigaciones permiten suponer hasta el momento que la religiosa católica no actuó sola, que otras "hermanas" en el delito participaron, ocultaron la información que sabían recomendadas por sus superiores, o no hicieron las denuncias respectivas. Y la red que había armado incluía a médicos y representantes policiales o judiciales del franquismo.

Qué habría estado ocurriendo en la mente de sor María y en las de los miembros de su organización delictiva. Mi hipótesis supone un desprecio por el dolor humano y una total ausencia de una virtud de la que parecen jactarse muchos católicos, sin poseerla en lo más mínimo como esta inicua mujer demuestra: la caridad, cuando menos en ellos, es una palabra hueca, carente de sentido.

Guillermo Ladd






miércoles, 3 de octubre de 2012

Humo Rosa


La fotografía mostrada es reveladora de la manera cómo las discusiones teologales terminan en la Santa Sede romana. Las mujeres mostradas son sacerdotisas y obispas ordenadas en abierta pugna con la jerarquía que les ha negado dicho papel, ellas no han tenido otra opción que declararse en franca rebeldía. Son alrededor de 140, 90% de las cuales viven en los EEUU y han creado una organización, la Roman Catholic Womenpriests, que cuentan con su página web y que hace un par de años propalaron un documental llamado Pink smoke over the Vatican (cuyo trailer puede verse en este link) que hacía una clara alusión al humo blanco que anuncia en el Vaticano la elección de un nuevo Papa. El Humo Rosa al que se refiere el presente post es la anunciación de que las mujeres se seguirán ordenando sacerdotisas, aunque las excomulguen, como la Congregación para la doctrina de la Fe, anunció ocurriría en 2008 y que, curiosamente, hasta ahora no cumplen.

La periodista Judith Levitt ha publicado en el New York Times un excelente reportaje fotográfico en el que se aprecia a un número de estas mujeres sacerdotisas, ordenadas por sacerdotes rebeldes. El reportaje, según Levitt pretende expresar las emociones sentidas por ella cuando presenció por vez primera oficiar una misa: "La primera vez que vi a una sacerdotisa católica Romana en el altar de una Iglesia, vestida con los atuendos tradicionales, efectuando la Eucaristía y todos los rituales con los que yo crecí, me quedé sorprendida de cuán profundamente me afectó emocionalmente...He fotografiado sacerdotisas y obispas del movimiento Roman Catholic Womenpriests para alterar la profundamente asentada percepción que tengo de sacerdotes exclusivamente varones". El reportaje es de sumo interés y me permito compartirlo en su integridad. Pone en tela de juicio la autoridad romana y masculina representada por sus cardenales y papa, sugiere que alguna aviesa explicación de la cual ni ellos mismos están conscientes es lo que se expresa como contenido manifiesto de la negativa a aceptar el ordenamiento de mujeres sacerdotes.



























La discusión evitada por la curia romana se reactualiza con el reciente hallazgo de un papiro en griego copto de entre los siglos II y IV d.C. en el que se menciona dos hechos que alterarían, de ser ciertos, la historia de esta singular creencia religiosa, el catolicismo: Jesús habría estado casado y habría exigido que María (Magdalena?) tuviera un papel similar al de un discípulo suyo. Como no cabría esperar el Vaticano ha mostrado su rechazo a dicho papiro calificándolo de espúreo sin haberse tomado el trabajo de investigar su procedencia y veracidad. Como se decía en Hamlet, algo huele mal en Dinamarca. Para la jerarquía romana no puede ser otra cosa que ese Humo Rosa que promete seguir creciendo y arrasar con la misoginia que arrastra este credo religioso que no acepta   el papel de la mujer fuera del ámbito de la obediencia y subordinación a los hombres.

Guillermo Ladd























































































































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viernes, 28 de septiembre de 2012

Y ahora...la quema del iPhone



"It takes over your life. It takes over your mind"
Testimonio de un ultraortodoxo judío acerca del iPhone

Podría parecer increíble si no existieran testimonios gráficos, pero el responso del rabino ultraortodoxo Chaim Kanievsky, rebasa lo racionalmente aceptable. El artículo de fe publicado en el diario Yated Ne'eman (foto superior) establece que, "está prohibido tener en posesión un iPhone, y si se tiene, uno debiera quemarlo." Y para que no quepan dudas de que ese debe ser el destino del endemoniado dispositivo, se prohíbe su venta -en caso de poseerlo- a otra persona que no sea judía, basándose en una costumbre arraigada, "así como está prohibido venderle un arma a quien no sea judío". El decreto adquiere gran valor debido a que ha sido impuesto antes del día más sagrado del judaísmo, Yom Kippur. Y esto en plena campaña publicitaria en el resto de la sociedad israelí del novísimo iPhone 5. Por supuesto no podían faltar grandes póster a lo largo y ancho de Jerusalem, en los que se llama a los iPhones "abominación de 24 horas al día", ni tampoco el consiguiente aislamiento de los seminarios religiosos de quienes se atrevieran a poseer uno de estos aparatos y, por supuesto, la advertencia dada a los padres de familia de alejar a sus hijos de los hijos de usuarios de un iPhone. El Washington Post menciona que fuera de un concurrido mercado de verduras, un grupo de estos judíos que acostumbran ir vestidos con sus tradicionales largos sacones negros y sus fedoras, se presentan mostrando sus celulares "kosher", teléfonos simples, sin acceso a Internet y sin capacidad de tomar videos, todos ellos con los sellos de aprobación del consejo rabínico.

En su estrategia de aislar del mundo a sus fieles, la alta jerarquía de los ultraortodoxos se encuentran en una campaña de más largo aliento por evitar que sus adeptos tengan acceso a internet, debido a que éste instrumento comunicativo revolucionario permite el acceso a pornografía o a información que va más allá de los límites que son determinados por la alta jerarquía de la comunidad ultraortodoxa. 

No muy lejos en el tiempo, Mayo 2012, ocurrió una manifestación extraordinaria de alrededor de 60 mil judíos ultraortodoxos en el estadio de béisbol Citi Field de Nueva York en el que se reunieron autoridades procedentes de yeshivás y de la confesión jasídica con el objetivo de prohibir el acceso a Internet, debido a los peligros que significa para el creyente. En aquella ocasión el rabino Efraim Wachsman de la Yeshivá Meor Yitzcoch, mencionaba que el ethos de Internet, que valora el rápido acceso a la información y peor aún la rápida gratificación, contrastaba con los tradicionales valores judaicos de la paciencia y perseverancia. "La gratificación del instante es todo lo opuesto a la santidad necesaria para convertirse en un erudito de la Torah" decía. Otro rabino, Don Segal; pedía que no se tuviera acceso a Internet en la casa ni en el trabajo, mencionando que quienes creían en la necesidad de acceder a Internet quizás fuera su "inclinación al mal" lo que les hiciera necesitarlo. Fuera del estadio numerosos manifestantes les hacían recordar a los congregados que "Internet no es el problema", mientras que otros condenaban la lenidad demostrada por las autoridades jasídicas en el asunto de los paidófilos que como en el catolicismo albergan también en sus sinagogas.

Thomas Meyer, el politólogo alemán, se adelantó al resto de sus colegas al anunciar, a finales de los 80 y basándose en la detección en diversos ámbitos -no solo el religioso, sino inclusive en lo político y filosófico- la aparición de un fenómeno, el fundamentalismo, que con el correr de los años daría lugar a uno de los penosos problemas que la actual sociedad global padece. En su descripción inicial del fenómeno social mencionaba, que éste se trata de "un movimiento de exclusión arbitraria, una tendencia opuesta, aunque inherente, al proceso de apertura general del pensamiento, a la toma de iniciativas, una tendencia enemiga de las formas de vida particulares y sociales que caracterizan a la modernidad; frente a ello, el fundamentalismo pretende ofrecer, en la medida en que se condena toda posible alternativa, certezas absolutas, sostén firme, auxilio permanente y orientación incuestionable". La descripción es extrapolable a la actitud que los jerarcas ortodoxos poseen, el fundamentalismo es la razón principal de su accionar. De allí que el "holocausto" de los iPhones, que se podrá observar en los meses que vienen da un buen ejemplo del accionar de éstos iluminados.

Y cómo no, el pueblo elegido, aquél que recibió directamente de dios la Toráh, ha de asumir, a través de las conductas impuestas por los ultraortodoxos, la diferenciación estricta entre los fieles y los goijim (no judíos), combatiendo así en la turbiedad de su mente el mayor de los peligros que los amenaza, la asimilación a Occidente, fuente de todos los males, obstáculo permanente que con su secularismo, impedirían lo que ellos tienen programado desde el establecimiento de Israel como estado, el que éste sea un estado judío. Y vaya si no lo están consiguiendo, su presencia política es creciente y se basa en el estricto cumplimiento de los mizvot, un serie de prohibiciones y preceptos, con los que con sigilo, pero con constancia, se acercan a su Arcadia hebraica y pretenden arrastrar consigo al resto de la sociedad israelí, de por sí secular.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

El Génesis de Robert Crumb


No veo cómo un hombre con cierto sentido del humor
pueda alguna vez ser religioso -a menos que a propósito
cierre los ojos de su mente y los mantenga cerrados con fuerza

Mark Twain, Cuaderno 27 (Agosto 1887- Julio 1888)


Robert Crumb era un hombre frustrado con el sexo hasta que aprendió por sí mismo, luego de muchos ensayos y errores, que la "única" manera de tener éxito con las mujeres es a través del poder masculino en cualquiera de sus formas: no se le ocurrió mejor manera que el empleo de lo corrosivo del humor gráfico para dichos fines. Padre del comic underground o simplemente comiX, en plena década de la revolución sexual, de la experimentación con LSD y otras yerbas, de la política contestataria y la contracultura en oposición a toda manifestación humana influída por las ideologías de turno, es decir hijo de la década asombrosa de los 60s, Crumb habría de hacer historia con una serie de hitos gráficos que pasarían a constituír parte de la formación humanística de todo hombre contemporáneo que vive en su tiempo. Cómo ignorar a personajes como el irreverente y descomedido sexual Fritz, el gato; el antigurú Mr Natural, la voluptuosa Angelfood McSpade y su contraparte masculina Mr Snoid el inefable morador de las partes terminales del intestino de aquella. Sincerísimo conocedor del alma humana, Crumb no dudaba en cuestionarse y ridiculizar su persona haciéndola un personaje más de sus historietas expresando con justicia que nada sagrado existe que no pueda ser objeto de mofa en un rotundo ejercicio cuestionador de la propia esencia humana. El feminismo, la forma de vida norteamericana, el capitalismo y su influencia sobre las ideologías, la guerra entre los sexos expresada a través de un erotismo exhuberante y sin hipocresías, los meandros de la propia personalidad que se muestran a través del inútil respeto que tenemos de las ilusorias concepciones de nuestro propio yo, todos estos temas ya de por sí de tremendo impacto filosófico fueron pasto de su visión crítica del mundo.

En un momento álgido para la humanidad -recordemos que los peligros de la guerra fría y sus posibles desenlaces nucleares, aún en ciernes para su época, eran parte de las elaboraciones teóricas de la filosofía de entonces- aparece Crumb con sus tebeos, dándole una vuelta de tuerca al papel valedor del status quo que hasta la eclosión de su arte predominaba en el cómic norteamericano. No es posible ignorar que el imperialismo requería de héroes que confirmaran que éstos, que extrañamente sólo nacían en la América del Norte, estaban en la disposición de salvar el mundo de todos los enemigos de la concordia mundial, una situación posible sólo bajo la égida del capital como única condición necesaria. La ingenuidad
sexual de los superhéroes de las décadas de los 40 y 50s, la necesidad de que contaran con superpoderes que los distinguieran del resto de la humanidad -cuando no fueran parte de una raza sobrehumana, contrasta ostensiblemente con la naturaleza de los antihéroes de Crumb, libertinos, excesivos u obsesionados sexualmente, nunca hipócritas o absorbidos a un sistema social inmoral del que sólo su denuncia podía ser una actitud valiosa.

Por todos estos antecedentes resulta de sumo interés la lectura de su último comic: El Génesis, en el que ilustra el texto literal de ésta porción de la biblia. Como no podía ser de otra manera le ha impuesto su propia y peculiar forma de percibir el mundo, de tal manera que ha tenido que poner una sutil advertencia al menor de edad que suena a sarcasmo, a saber, que éstos no hagan ésta lectura sino en compañía de un adulto; es decir, toda una invitación a la trasgresión.

El Génesis, lo sabe Crumb, es un acopio de contradicciones e inconsistencias efectuado por la mano de varios escritores judaicos que pintan a un extraño dios que en su omnisciencia ignora lo que los humanos hacen o podrían hacer; y que en su omnipotencia, no puede impedir el mal practicado por el producto de su creación. Libro plagado de tal insustancialidad es mejor leerlo a manera de un cómic. Como aparece en un artículo publicado en el New Yorker, Crumb -que pretendía sólo ilustrar la historia de Adán y Eva, siendo retado por un amigo a extender este trabajo a todo el Génesis- se encontró con un texto de tanta extravagancia que por sí solo satisfacía su planteamiento inicial de aproximarse al texto de una manera satírica, tocándole a él sólo sazonarlo gráficamente con sus propios aportes acerca del erotismo de los personajes mencionados, del resto del trabajo los escritores del antiguo testamento ya se habían tomado cargo. Tenemos la impresión que Crumb ha creído que expresar el libro tal cual es, sin añadirle mensaje alguno, sino sólo con su ilustración, puede ser suficiente para quitarle todo nimbo de respetabilidad sacra, para quien sepa leerlo. Afirma sobre el Génesis bíblico, por ejemplo: "Contiene una moralidad tan morbosa, y se ambienta en un mundo antiguo que es tan aguzadamente primitivo y brutal. Se presta tan bien por si mismo a este tipo de ilustraciones para comic de contenido escabroso" (Ver Vanity Fair 22.10.2009). Como muestra hemos añadido una de las páginas del cómic, en el que se relata la historia incestuosa de Lot y sus hijas. La audacia de la propuesta de Crumb contiene un claro planteamiento contracultural, pues, en sus propias palabras "Muestra cosas que ellos (los creyentes) creen que no debería mostrarse...Las historias acerca del incesto tienen la misma importancia que las más famosas de Noé y el Diluvio o la Torre de Babel o las de Adán y Eva y otras más. Creo que es la cosa más significativa acerca de realizar un comic sobre el Génesis. Todo está iluminado...las ilustraciones tienen mucho más poder que el texto. El texto es solo un manojo de pequeños símbolos. Uno tiene que leerlo e imaginarlo, y aún eso puede ser censurado. Con las ilustraciones eso es mucho más inmediato".

Crumb, en la misma entrevista del Vanity Fair, expresa una de las razones para la creación de su genial comic: desprenderse del proceso de lavado cerebral al que fue sometido de niño por sus maestros católicos, proceso del cual afirma sin contemplaciones "terrible cosa que se le hace a un niño". Imposible no coincidir con él, imposible no saludar su cómic como un producto de avanzada en la crítica de éstos productos culturales vacíos e insustanciales en que consisten las religiones.

Guillermo Ladd


La inocencia de los musulmanes: cómo incitar la estupidez a escala global



Los ingredientes eran los suficientes: una fecha clave (11 de Setiembre), un odio visceral contra el Islam (el de los cristianos coptos y el del infame pastor protestante Terry Jones), una predisposición a sentirse ultrajado (la de los musulmanes más radicales, es decir los salafistas). Añádale a éstos un detonante ridículo como una película inexistente de la cual se conocen sólo los 13 minutos que aparecen en YouTube. Como resultado inicial, 2  edificaciones norteamericanas, el consulado en Benghazi, Libia (ver foto superior) y la embajada en Egipto, asaltadas por un grupo de manifestantes atizados por la contraparte muslim de T. Jones, el predicador salafista Wessam Abdel Wareth, luego el desarrollo de una crisis global que se viene dando en aquellos países donde el Islam es mayoritario y en los que diversas embajadas, ya no exclusivamente norteamericanas, vienen siendo acosadas por un populacho sediento por vengar la blasfemia cometida contra el profeta Mahoma. Como era de esperar los oportunistas no faltan: el candidato republicano a las próximas elecciones norteamericanas, Mitt Romney, aprovechó la situación para criticar la política exterior con respecto a la Primavera Árabe del gobierno de Obama en un momento crucial para las aspiraciones reeleccionistas del candidato demócrata. La situación, que amenaza quebrarse aún más, pone bajo los faros de la opinión pública internacional varios temas de urgente importancia: la regulación de los odios interreligiosos, la política norteamericana en Medio Oriente y en particular respecto de los gobiernos nacidos bajo la sombra de la Primavera Árabe, la liquidación de Al Qaeda y sus satélites de notoria raigambre wahabista (o salafista, que son lo mismo), la situación de las minorías religiosas en países islámicos. Todo un quebradero de cabeza para quien se aventure  a reconocer las dificultades que estos temas entrañan desde una perspectiva geopolítica.

Lo único claro es que la estupidez humana no tiene límites y la actual crisis que algunos llaman "crisis de las embajadas" lo demuestra en cada uno de los hitos en los que está deviniendo.

Comencemos por el infame video, llamado Inocencia de los Musulmanes que puede verse en este link, no nos preocupemos si no podemos  terminar de verlo. Es de una factura inconcebiblemente ruin: el "director", un tal Sam Bacile , un cristiano copto que vive en los EEUU -el detalle de ser copto no debe sernos elusivo dado que, principalmente en Egipto, esta minoría religiosa ha sido tratada con crueldad desde los tiempos del depuesto Mubarak- contando aparentemente con el financiamiento de algunos judíos publicó en YouTube lo que sería un extracto de una película de mayor duración, en la que Mahoma es mostrado como un pederasta, asesino, mujeriego y con evidentes dificultades intelectuales. Lo cierto es que el tal Bacile cuyo nombre real es  Nakoula Basseley Nakoula, tenía prohibido el acceso a internet por la justicia norteamericana debido a algunos crímenes cibernéticos que había cometido anteriormente y por tanto no podía acercarse a computadora alguna. Como era de esperar el esperpento creado pasó desapercibido, así que no le quedó más opción que colgarlo en Youtube. Otro cristiano copto, Morris Sadek, afincado en los EEUU le añadió subtítulos en árabe y lo envió en un e-mail masivo a quien pudiera interesarle. Adivinamos en manos de quién cayó? pues en las de la "bette noire" de los musulmanes, el dudoso pastor Terry Jones (véase nuestra entrada del 16/9/2010) quien tuvo la idea brillante de trasmitirlo el 11 de setiembre como parte de un singular juicio a Mahoma en el que además del video de marras le añadía uno propio en el que acusaba a Mahoma de fraude y otros delitos. Hasta ese momento nada hubiera sucedido de no tener Egipto a un periodista sensacionalista como  Sheik Khaled Abdallah de la red televisiva al-Nas, quien sin ningún empacho difunde la desecración por el canal de televisión para el que trabaja. La ira del predicador salafista Wessam Abdel Wareth en Egipto y la oportunidad para la actuación de Ansar al Shari'a, una rama del salafismo vinculada con Al Qaeda harían el resto, contando por supuesto con la ingenuidad norteamericana que no dio el respaldo suficiente a su embajador en Libia, donde era conocida la actividad política de estos sectores, y para la cual no se tuvo la suficiente perspicacia al ignorar la fecha crítica que los árabes radicales no olvidan: 11 de Setiembre. 

Resultado: el consulado en Libia arrasado por el fuego provocado por un acción de un comando con evidente entrenamiento militar, la muerte del embajador norteamericano Chris Stevens y otras tres personas, la embajada de EEUU en Egipto inicialmente y luego otras ubicadas en países musulmanes acosadas por un populacho incapaz de distinguir la irracionalidad y el afán provocador que traía consigo el video mencionado, la imagen de los EEUU debilitada por la acción conjunta de Al Qaeda  y  sus satélites salafistas quienes demuestran a la opinión pública mundial que el triunfalismo por la muerte de Bin Laden es un absurdo de la política exterior norteamericana.

La revista Time ha denominado a todo este entramado de hombres e instituciones "la industria del ultraje". Yo no dudaría en llamarlo "la industria de la estupidez". Y como queda claro de la actuación de los actores involucrados, la ley de Murphy y la Navaja de Hanlon tienen plena vigencia: "Si algo puede salir mal, saldrá mal, en el peor momento posible" acota la primera, "No atribuyas nunca a la malicia lo que se puede explicar adecuadamente con la estupidez" establece la segunda y no dejan de tener razón. Desgraciadamente en la coyuntura actual los únicos que parecen saber lo que quieren son los sectores supérstites a Bin Laden, quienes han actuado aprovechando el tumulto islámico y la imprevisión norteamericana para demostrar que continúan en funciones y que pueden, cuando así lo deciden, tomar venganza por la muerte de uno de los suyos. Tan solo el día anterior al ataque en Benghazi, Ayman al-Zawahiri, la mano derecha de Osama bin Laden había difundido un video en el que confirmaba la muerte por un dron americano del líder libio Abu Yahya al-Libi e invocaba su venganza.

Todo lo ocurrido hubiera podido evitarse si viviéramos en un mundo más sano, un mundo en el que los odios religiosos no existieran porque la religión en si misma sería considerada un dato innecesario de la subjetividad, un mundo en el que las fuerzas que ejercen la autoridad no vivieran de espaldas a una realidad que aún debemos soportar mientras exista la religión, es decir, que la defensa insufrible de un dogma tiene más valor que la vida de un ser humano. La historia de toda religión lo demuestra, así piensan sus burocracias, temerosas de perder el poder que dicen haber recibido por parte de una divinidad inexistente.

Como hemos de entender la tensión relacionada a la blasfemia -sus cotas más altas se expresan actualmente en Pakistán y por otros motivos censurables- continuará en los meses siguientes. Hoy, por ejemplo, la célebre revista cómica francesa Charlie-Hebdo ha sido atacada cibernéticamente (en el 2007 musulmanes radicalizados quemaron sus instalaciones) por atraverse a publicar en su portada una caricatura ilustrativa de lo que ocurre en los países islámicos, a quienes llama Los intocables 2: un ultradoxo judío lleva en una silla de ruedas a un fanático musulmám, mentras ambos afirman: "No hace falta burlarse". La distorsión no es propia de quienes se someten al credo islámico, toda religión -sobre todo en sus sectores más fundamentalistas, el catolicismo no es una excepción- la tiene inmersa en su patrón ideológico y ocasionalmente sale a la luz, desgraciadamente es parte de la naturaleza de todo credo religioso y no expresa sino su propia incertidumbre ante lo que ellos mismos suponen cierto, seguramente sin saber porqué creen en aquello que no resulta sino una sutil (o brutal en algunos casos como éste) forma de autoengaño.




lunes, 20 de agosto de 2012

Las Pussy Riot quieren quebrarle el espinazo a la alianza Putin-Iglesia ortodoxa



"Who breaks a butterfly upon a wheel?"
Alexander Pope (1688-1744)

El epígrafe, tomado de un verso de Pope que el editor del diario británico The Times empleó para referirse al trato injusto que dos miembros de los Rolling Stones recibieron en Julio de 1967 por la posesión de marihuana, se aviene con mayor fuerza al trato recibido por el colectivo punk Pussy Riot, del cual tres mujeres han sido acusadas de incitar al "odio religioso" por un juzgado conservador que no ha dudado en condenarlas a dos años de prisión, luego de ser mantenidas más de cinco meses encarceladas por haber efectuado un happening en el altar de la Catedral de Cristo Salvador en el centro de Moscú. De acuerdo con el fallo, las acusadas, Nadezhda Tolokónnikova, Yekaterina Samutsévich y María Aliójina, incurrieron en “clara falta de respeto hacia los visitantes y a los sacerdotes del templo, humillaron y ofendieron profundamente los sentimientos y los referentes religiosos de los creyentes ortodoxos”. ”No se consideran culpables, no se arrepienten (…), califican sus acciones como una expresión política de forma artística”, dijo la jueza, que ha impuesto esta pena a pesar de la solidaridad mundial, a pesar de que el estado ruso es laico -según el artículo 14 de su Constitución-, a pesar de que el delito de "blasfemia" no existe en el código penal ruso. Observemos el concepto de justicia en Rusia: por treinta segundos de provocación en el que no se ha producido el más mínimo daño material o corporal, dos años de prisión en una colonia penal. Preguntémonos el porqué de este exabrupto.

Para un mejor entendimiento de esta injusticia observemos los hechos:
En medio de la campaña fraudulenta que llevó a Vladimir Putin de nuevo a la presidencia rusa en Marzo de este año, el patriarca Cirilo, líder de la iglesia Ortodoxa, con un cargo equivalente al del Papa para los católicos, había mostrado su apoyo a la reelección de V. Putin manifestando un encomio impropio para un líder religioso de la talla de Cirilo. Al respecto del ex jefe de la KGB el patriarca llegó a afirmar que "era un milagro de Dios" que había "rectificado el sinuoso camino de la historia". Cirilo sabía bien de qué estaba hablando; en plena campaña presidencial el entonces primer ministro ruso Dmitry Medvedev, a todas luces un títere de Putin, permitió a la Iglesia Ortodoxa que volviera a ocupar su residencia en el mismo Kremlin, de donde la revolución bolchevique la había desalojado en 1917, le había garantizado asimismo el respaldo económico del estado ruso y el apoyo para la creación de colegios religiosos en todo el territorio ruso. Favores que como buen político que es -cualquier coincidencia con otros líderes religiosos es sólo eso, una mera coincidencia- tenía que devolver: no encontró mejor forma que ofrecer el peso cultural de su denominación religiosa para inclinar la balanza en beneficio del despotismo pseudo ilustrado de Putin.
Para algunos observadores de las relaciones entre la iglesia ortodoxa y la sociedad rusa, como Andrei Zolotov, "el estado moderno ruso ha carecido de cierta legitimidad desde el colapso de la Unión Soviética e intenta usar la indiscutible continuidad histórica de la iglesia como una manera de contrarrestar esta situación" (ver el Washington Post del 12.08.12 http://p.washingtontimes.com/news/2012/aug/13/putin-russia-little-separation-church-state/). Situación que no se le escapa al patriarca Cirilo y que ha sabido aprovechar, ciertamente. Otra coincidencia con quienes lideran las principales religiones mundiales.

Ante esta intromisión desvergonzada es que las Pussy Riot han reaccionado con lo poco que tienen: su capacidad de crear provocación y expresar su enfado ante tamaña estafa. Si Cirilo es capaz de expresar su apoyo a Putin ante los medios de comunicación, con la pretensión de seguir en el proceso de colonizar nuestras mentes, porqué no podemos ir a la principal iglesia rusa y entonar una oración punk, "Holy shit", en la que le pidamos a la Virgen María, ¡Madre de Dios, echa a Putin! Así que armadas con un micrófono y un par de guitarras eléctricas se subieron al altar de la famosa catedral, aquella en la que históricamente la burocracia ortodoxa bendice a todo nuevo gobernante y reafirma su posición cultural, y celebraron festivamente este happening de verdadera repercusión global, el cual puede verse en Youtube: http://www.youtube.com/watch?v=5bPH7rdeWSE&

La blasfemia considerada un delito? La incitación al odio religioso, otro? Indudablemente reaccionarios hay en todas partes, lo que tienen en común es que ocultan los verdaderos móviles de su accionar político: acallar a la oposición a como dé lugar. Felizmente no están solas y la mascarada de juicio que han sufrido no ha hecho sino catapultarlas a alcances globales, sugiriendo la necesidad de que todo movimiento anti sistema reconozca cuáles son sus verdaderos enemigos políticos y les disputen en el mismo plano la querella ideológica. Las Pussy Riot (no soslayemos el componente rebelde que tiene su propio nombre) recoge con su actuación mucho de la experiencia revolucionaria de estos tiempos, en un indudable tributo, a su manera por cierto, a lo mejor del feminismo, a las experiencias de la revolución hindú con Gandhi a la cabeza, al subcomandante Marcos, a la expresión contestataria de lo mejor del rock alternativo además de a los supuestos gramscianos que preconizan la hegemonía cultural como proyecto revolucionario.
Apoyo a su proyecto encontrarán en todas partes: Paul McCartney, Amnistía Internacional, Madonna, múltiples colectivos anarquistas o punk, han levantado su voz ante la intolerancia de Putin y Cirilo. New York Times, Le Monde, se encuentran entre los medios que han editorializado acerca de los hechos. Una caricatura de Plantu, el
conocido dibujante francés, ilustra claramente lo que ocurre en esa dupla Putin-Cirilo: sentados ambos, bebiendo de sendos vasos de vodka, Putin dice: "Chicas, cantad menos fuerte. No se entiende nada la melodía siria". Nos hace recordar el caricaturista dónde se encuentran los intereses de estas personas: alejados de la realidad dolorosa que supone su indiferencia ante el asesino de Damasco, absorbidos en no perder el poder que vergonzosamente ostentan ambos en perjuicio de su propio pueblo.